Para superar 200 años de soledad

Para superar 200 años de soledad

Sietes propuestas
del Pacto Histórico que reflejan la realidad del Caribe

Por Caribe Investigación

Una población mayoritaria de Colombia quiere un cambio de rumbo para el país. Esta aspiración la precede un recorrido y construcción histórica y social que ha involucrado la acción y el pensamiento de muchas generaciones, aunque los protagonistas principales son los jóvenes.

Lo nuevo en el horizonte colombiano es que la generación actual, en medio de una larga noche de terror y violencia, se baña con los colores del arco iris y los sueños, la potencia una diversidad socio cultural que habla de la interculturalidad de sus sujetos y de la Nación misma. O en otras palabras viene emergiendo en Colombia una nueva ciudadanía, pluridiversa, multicultural, capaz de entenderse en su complejidad saliéndole al paso a las lógicas de la exclusión perpetuadas desde la Colonia.

Esta ciudadanía diversa, crítica, exigente de transformaciones y empoderada de nuevas narrativas está siendo interpretada, comprendida y asumida por el Pacto Histórico; más allá de las simplificaciones teórico políticas que ubican a esta opción como de “izquierda”, se trata de una convergencia socio política, étnica y cultural que coloca esta nueva ciudadanía como sujetos centrales de una Colombia que coloca la vida como centro de su práctica política.

La realidad colombiana de hoy expresa la pugnacidad entre dos proyectos sociales diametralmente opuestos en una coyuntura al parecer decisiva para Colombia. Se reafirmará la tendencia del cambio o continuará el proyecto de la exclusión y el desconocimiento de los derechos de las mayorías.

En ese sentido desde Caribe Investigación queremos resaltar las líneas argumentativas que el Pacto Histórico viene exponiendo en el Norte del país; lo que nos muestra el grado de maduración política que va logrando el movimiento alternativo en Colombia y la región.

Haremos énfasis en siete propuestas del Programa de Gobierno del Pacto Histórico que reflejan la realidad del Caribe. Lo que se traduce en una línea de trabajo para el territorio enmarcada en un programa nacional para superar 200 años de soledad, miseria y exclusión.

 

El análisis parte de los discursos políticos públicos de Gustavo Petro y Francia Márquez en esta coyuntura electoral, pero bien pueden servir de faro en el camino de la lucha popular que en las últimas décadas viene acumulando logros importantes en materia de derechos humanos y ambientales, sociales y culturales.

  1. No hay derechos, sólo negocios.

Pacto Histórico cuestiona la práctica histórica de rapiña y exclusión de la oligarquía, profundizada en los últimos años. La élite en el poder aprovecha las necesidades de las personas y sus derechos para convertirlos en negocio. De esta manera dejan de ser ciudadanos y sujetos de derechos para convertirse en clientes.

Todos y cada uno de los derechos sociales, económicos, políticos, culturales fueron sometidos a la privatización y a las reglas del mercado. La salud dejó de ser un servicio público para todos, bajo la responsabilidad directa del Estado, para convertirse en un negocio: solo pueden tener salud los que pueden pagar por ella.

El agua viene siendo privatizada en la mayoría de los territorios donde se desarrollan proyectos minero energéticos o extractivos, o simplemente donde llega el mal llamado progreso.

En los últimos ocho años han fallecido más de 4 mil niños por enfermedades relacionadas a la desnutrición; ni siquiera la sentencia T302 ha sido suficiente para garantizar el derecho a la alimentación y el acceso al agua de las poblaciones más vulnerables del departamento.

Todas las necesidades vitales, materiales y espirituales del ser humano son convertidas en negocio y esto podemos resumirlo en una palabreja: neoliberalismo.

  1. Las ciudades del hambre.

Las ciudades del Caribe mueren de hambre. Y los campos donde la gente podía comer porque sembraba pancoger también padecen la falta de alimentos porque el sistema económico instaurado en los 90 está orientado hacia el exterior.

Pacto Histórico cuestiona duramente la realidad del Caribe que, teniendo todas las condiciones para producir alimentos y aportar a la seguridad alimentaria del país, queda relegada al sistema de importación de alimentos nacional.

Un reporte de Bloomberg Línea de febrero pasado resalta que Colombia importa casi 30% de lo que consume o el equivalente a 12 millones de toneladas. Citando cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), destaca que entre enero y noviembre de 2021 las importaciones aumentaron 39,5 % con respecto al mismo período de 2020.

Ya el Censo Nacional Agropecuario realizado por el DANE en 2014, prendía las alarmas acerca de la asistencia técnica y financiera que recibían las unidades de producción agrícola del Caribe: 8 de cada 100 productores recibieron apoyos en materia de producción; solo 20 de cada 100 unidades de producción recibieron asistencia técnica, mientras que el promedio nacional era de 40.

El censo del DANE señala que en materia de educación el promedio de productores sin acceso a ella es de 34,8%, casi el doble del promedio nacional que era de 18,7%. Estos tres datos nos hablan del arrase del modelo neoliberal en el campo colombiano con mayor fuerza en el Caribe.

Y es que en el Caribe existen fuertes contradicciones entre el uso que se le da a la tierra y la vocación que esta tiene, lo que indica otro tema clave para la transformación del territorio: la concentración de la tierra y el despojo, que entran a su vez en la dinámica del conflicto armado. En el 56% de las tierras de la región hay conflictos del uso del suelo, como recoge el ensayo Territorio y conflicto en la Costa Caribe (2014).

Aunque el instrumento utilizado en este libro se construye con datos de 2002, es un indicador claro sobre las disparidades en la actividad agrícola de la región. Por ejemplo, señala que 33% de la tierra tiene vocación agrícola, sin embargo, a 2002 solo 6,7% estaba dedicado a esta actividad; en cuanto al porcentaje de hectáreas con vocación pecuaria no superaba 18%, y de este porcentaje 51% de las tierras estaba dedicada al pasto para ganadería.

Estas contradicciones entre la vocación y uso de la tierra tienen consecuencias alarmantes 20 años después. En abril pasado el DANE confirmó que el Caribe colombiano vive sumergido en la pobreza: cinco de sus departamentos encabezan la lista de los ocho departamentos donde más de la mitad de sus habitantes son pobres.

De los ocho departamentos La Guajira registra la mayor incidencia de pobreza monetaria (67,4%), es decir, 757.097 personas; en la región le sigue Magdalena (61,1%, 819.024 personas), Córdoba (58,6%, 1,09 millones de personas), Cesar (56%, 618.243 personas) y Sucre (54,6%, 493.468 personas).

Abandono del campo, incremento de las importaciones y hambre ocasiona sin duda las alarmantes cifras de inseguridad en el Caribe. Cada día en los territorios caribeños los habitantes viven con más miedo a ser robados o ser víctimas a toda suerte de acción violenta.

Hambre e inseguridad van de la mano cual siameses. Vaya que paradoja una sociedad del hambre en la abundancia. Una sociedad Caribe del hambre y la miseria que se debe transformar en potencia de la vida donde se corresponda la riqueza social y de bienes comunes con la vida buena y sabrosa de la gente.

El rebusque es parte de la cotidianidad del rostro empobrecido del Caribe porque ha sido destruida la industria y la agricultura, se ha privatizado la cultura, la tierra ha sido acaparada y todos los bienes comunes privatizados.

Todo esto ha llevado al Pacto Histórico proponer que en los primeros 100 días de Gobierno se decrete la emergencia social y humana. El Caribe estará en el centro de esta emergencia.

Y habla incluso de una economía para la vida: volver a colocar el maíz, producto raizal de las tierras del Caribe, como centro de nuestro trabajo y de la alimentación. Una economía que estimule el cultivo de la yuca para la alimentación y no para los biocombustibles, el ñame, el arroz, el aguacate, el mango y todo tipo de árboles frutales.

Para ello se hace fundamental una reforma agraria que destrabe el latifundio, que democratice el uso de la tierra y devuelva la propiedad a los campesinos despojados durante décadas de conflicto armado.

  1. Derrotar el régimen de la corrupción.

Derrotar el régimen de la corrupción es una de las apuestas de Pacto Histórico por cuanto esta ha sido el centro de una política de muerte abanderada por los partidos políticos tradicionales, los clanes mafiosos del Caribe y un sector empresarial ajeno a la realidad social.

El líder Gilberto Tobón de Fuerza Ciudadana ha dicho, para referirse a la corrupción, que nuestro país ha sido diseñado por las castas oligárquicas para robarse las arcas públicas, hoy esta oligarquía se conoce en el Caribe como clanes políticos.

Todos los bienes comunes -y lo público en general- sufre el asalto del régimen de la corrupción, es decir, un estado de cosas que permite que toda la riqueza del país sea sometida a la apropiación privada de una minoría que siembra la desigualdad, inequidad, injusticia y ausencia de democracia.  

Un ejemplo es más que suficiente para entender la grave crisis institucional que viene sufriendo el Caribe: La Guajira tuvo 12 gobernadores en un período de ocho años; varios de ellos condenados por corrupción.

Absolutamente todos los departamentos del Caribe son transados, como si se tratase de un mercado, por las familias y clanes que han gobernado el territorio, cooptado el poder a punta de compra de votos, constreñimiento electoral y amenazas, haciendo alianzas con el paramilitarismo y el narcotráfico.

En los discursos pronunciados por Gustavo Petro y Francia Márquez en el Caribe ha sido reiterativa la denuncia de cómo la corrupción atenta sistemáticamente contra la alimentación de nuestros niños por el manejo doloso de los recursos de los PAE.

Durante el conflicto armado en general, y con el ascenso de las AUC entre 1990 y 2000, las tierras fueron apropiadas de manera violenta para especular en el mercado. De 8 millones de hectáreas usurpadas en el territorio nacional no se ha logrado restituir ni una cuarta parte, como señaló el informe Radiografía de la restitución de tierras en Colombia, presentado en 2019 por la Comisión Colombiana de Juristas ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Un Caribe de ciudades y regiones del hambre, con tierras despojadas, sin apoyo a los productores, va ligado a la preminencia de la corrupción en todos los ámbitos.

Por ello la derrota del régimen de la corrupción que propone el Pacto Histórico hace énfasis en sembrar la paz. Se necesita transitar por una nueva era de paz donde quede atrás la muerte producida por la violencia política. Una sociedad donde nadie sea excluido por ejercer la oposición y disentir del Estado y del Gobierno.

  1. Superar el extractivismo centrados en una economía para la vida.

Para los economistas defensores del modelo económico actual el extractivismo, la megaminería, los monocultivos de palma aceitera, los parques turísticos que afectan el ecosistema, los proyectos de construcción, son fundamentales para la región.

Sin embargo, como ha apuntado el Pacto Histórico y los movimientos sociales, defensores de derechos humanos y ambientales, esta economía de la depredación no ha dejado más que pobreza y afectación ambiental.

El extractivismo ha permitido una economía de enclave transnacional desde la cual se extraen recursos no renovables para alimentar el mundo, mientras el Caribe adolece de los bienes y recursos esenciales para una vida digna: empleo, educación, cultura, alimentos, agua.

Históricamente las regalías y ganancias del negocio extractivista se quedan en los empresarios trasnacionales y una burocracia corrupta colombiana y caribeña que se roba esos ingresos y/o los malversa. ¿Por qué La Guajira, según las cifras del DANE, es hoy el departamento más pobre de Colombia teniendo tantos recursos?

Es inexplicable que los tres departamentos del Caribe que producen carbón, petróleo, gas y ferroníquel (La Guajira, Cesar y Córdoba) formen parte de la lista de los ocho departamentos donde más de la mitad de la población vive en condiciones de pobreza.

Como también es inconcebible que el Caribe pague el servicio de energía más costoso y deficiente de Colombia teniendo sol y viento los 365 días del año.

Bien lo ha planteado el Pacto Histórico. El reto en adelante es construir una economía para la vida de cara a la exigencia del mundo: la preservación del planeta tierra. Y por ello resalta que no se concederán más contratos para exploraciones de petróleo, carbón, cobre y gas, que en La Guajira tiene su epicentro, pero también en Cesar, Atlántico, Córdoba.

Para superar esta crisis de modelo el Pacto Histórico plantea un cambio gradual para avanzar hacia las energías limpia y el Caribe es clave para esta propuesta de transición energética y cambio de matriz ya que su territorio concentra los mejores niveles de radiación solar y vientos alisios.

Pero el cambio no solo es de matriz energética. Si se dejase en manos de las transnacionales y empresarios privados de Colombia la transición energética, el negocio con los recursos de la Nación continuarían. Ecopetrol debe y puede ser, junto con las comunidades y los entes territoriales, con el saber de los trabajadores del sector energético, el pilar fundamental de esta nueva economía.

Una economía de la vida, ha reiterado Pacto Histórico, donde el trabajo sea la fuente de las riquezas y no el dinero. Esta economía necesita de una sociedad caribeña del conocimiento: Saber y economía de la vida son indivisibles y, puesta al servicio de la población, supondría una transformación social del territorio.

Dignificar la economía del rebusque puesto que es muy amplia en el Caribe colombiano, pero también dignificarla para superar los niveles de desempleo, hambre y miseria.

Porque hoy, a falta de empleo y educación, las principales fuentes de empleo de nuestros jóvenes se concentran en el mototaxismo en el mejor de los casos; en el peor escenario son las organizaciones paramilitares y del narcotráfico las que absorben a la juventud en una cultura de violencia y desesperanza.

  1. Una sociedad caribeña del saber.

La apuesta del Pacto Histórico en materia de educación gratuita y de calidad se centrará en garantizar las aspiraciones y esperanza de los jóvenes.

Para ello trabajarán en el Caribe la extensión de las universidades. Garantizar que las universidades públicas tengan sedes en los municipios para que la juventud pueda estudiar y ponga al servicio el conocimiento de la transformación de la región y su entorno territorial.

La sociedad del saber, la sociedad caribeña del conocimiento que facilite transformar la economía y la vida. Más ingenieros, más cultores, matemáticos, médicos, toda una sociedad del saber para hacer del Caribe una región de vida.

Según el Observatorio de Educación de la Universidad del Norte la tasa de cobertura bruta en educación universitaria en el Caribe es de 35,5%, por debajo del promedio nacional (52,2%) en 17 puntos porcentuales.

Los resultados de las Prueba Pro de 2020 indican que 20,6% de los estudiantes evaluados obtuvo puntajes clasificados como muy bajos, mientras que la media nacional fue de 15,4%.

Esto indica que la desigualdad en el Caribe se expresa tanto en el acceso al agua, como a la tierra y los alimentos, al trabajo digno y a la educación. Lo que hace urgente que la cobertura educativa no solo aumente sino que mejore cualitativamente en función de las transformaciones que reclama la región.

Y esta región del conocimiento y el saber debe estar articulado a la cultura de los mayores y mayoras, de los niños y niñas, de todo el entramado social. Que el territorio del internet sea usado de manera efectiva y sea garantizado para potenciar el trabajo productivo.

Un sistema educativo en donde la primaria, la secundaria y los estudios superiores se garantice a todos los ciudadanos elevando el presupuesto de 4 billones de pesos a 14 billones.

Un sistema educativo donde los centros educativos regionales sean de excelencia y proyecten la construcción de élites revolucionarias como en el pasado lo fue el Colegio de Pinillos en el Sur de Bolívar, en el cual se formó una generación de patriotas líderes de la emancipación.

Pero este sistema educativo debe potenciar el desarrollo de la etno educación en el Caribe, un propósito inaplazable que tenga en cuenta el acceso diferenciado a la educación para las comunidades étnicas.

Este esfuerzo debe estar orientado a generar fuentes de empleo y/o proyectos de economía colectiva y comunitaria, donde se acaba con esa política rapaz de los créditos estudiantiles del ICETEX.

  1. Un ordenamiento territorial centrado en el agua y la diversidad étnico social.

La apuesta de Pacto Histórico es la revolución del agua teniendo en cuenta que el Caribe necesita un nuevo ordenamiento territorial alrededor de este recurso, fuente y sustento de la vida.

Esta región representa 25 % de las hectáreas nacionales ocupadas por cuerpos de agua, lo que equivale a 87.869,3 hectáreas, como bien lo indica el ensayo Territorio y conflicto en la Costa Caribe (2014).

Es una región de pueblos anfibios en constante tensión con la actividad económica predominante: minería, extracción, monocultivos y ganadería extensiva, que ponen a su disposición el agua en desmedro del medioambiente.

El agua, si bien es un derecho fundamental, no está garantizado para la mayoría de la población, sobre todo en las zonas rurales. El uso, explotación o intervención de cuerpos de agua; la falta de infraestructura de alcantarillados, acueductos y plantas de tratamiento para el servicio a la población, ha provocado constantes conflictos y desigualdades en el Caribe.

Se mencionan tres casos donde operan ambas lógicas:

  • El ecocidio cometido contra la Ciénaga Grande de Santa Marta cuando construyeron hace 50 años la carretera Barranquilla-Santa Marta. Con ello condenaron a muerte al sistema lagunar más grande de Colombia y a las poblaciones que históricamente hicieron vida en torno a la Ciénaga.
  • En La Guajira la gente muere de sed. El río Ranchería fue secuestrado para uso exclusivamente minero. Mientras que la represa del Ranchería, que entregaría cobertura de agua a 9 municipio y 400.000 personas aproximadamente, lleva casi 20 años paralizada sin que el Estado se haga responsable.
  • Santa Marta, bañada por los ríos de la Sierra Nevada, tiene un sistema de acueducto de la década de 1980, insuficiente para el consumo residencial y la actividad comercial de la ciudad, sin contar con el impacto del cambio climático de los últimos años, corrupción por parte de contratistas, empresarios y políticos durante los últimos 40 años.

El Pacto Histórico ha propuesto dos vías para garantizar el derecho al agua: en las áreas rurales propone impulsar la implementación de acueductos comunitarios y sistemas de riego para la producción agrícola.

En lo urbano apuesta por sistemas de drenaje sostenible para mejorar calidad y cobertura los sistemas de alcantarillado, reduciendo a su vez los costos del servicio.

Con sistemas de riego garantizados para la población y producción de alimentos, se necesitaría menos cantidad de tierra para producir y el excedente de esta producción se entregaría a los campesinos o se distribuiría en las zonas urbanas más pobres.

Lo que está claro en el Caribe es que sin agua no hay producción ni vida comunitaria. Entonces la apuesta central del Pacto Histórico, tomando como referencia el gobierno de Gustavo Petro en Bogotá, será garantizar el mínimo vital de agua en una región con una riqueza hídrica sin igual.

  1. Más poder a lo étnico y a la diversidad: indígenas, negros, campesinos, mujeres, jóvenes.

Esta es la esencia de la política del Pacto Histórico. Empoderar más el tejido social intercultural y pluricultural que la Constitución nacional de 1991 garantiza. La carta magna prevé además la autonomía territorial étnica social, municipal y departamental, el autogobierno y las leyes propias.

Pacto Histórico ha sido enfático en darle más poder a la población étnica. Los actuales gobernantes son herederos de la esclavitud. Llegó el momento de la Nación multicultural y pluriétnica. Y ese ha sido el reclamo de territorios del Caribe, utilizados para la extracción de recursos, para el tránsito de mercancías o bienes de importación o exportación

Es propicia esta apuesta para trabajar en el departamento del Litoral Pacífico o el departamento del Río Grande de la Magdalena entre otros, ya que son las regiones más empobrecidas y son las puertas de atrás del sistema económico colombiano, cuando deben ser lo contrario.

Especial atención en esta propuesta es para San Andrés, codiciado por su riqueza pero apreciado por pocos. Del turismo no queda nada y todo se lo lleva el centralismo y las empresas de turismo. No tienen universidad y el agua potable ha sido apropiado por la industria del turismo y hotelería. Para superar esta crisis social se hace urgente una universidad gratuita para poner el conocimiento al servicio de sus pobladores y del reordenamiento sustentable de sus poblaciones.

 

Referencias.

Prensa

El Heraldo (2018, 15 de octubre) “4.770 niños muertos en La Guajira es una barbarie: Corte”. En La Guajira.

Recuperado en https://www.elheraldo.co/la-guajira/4770-ninos-muertos-en-la-guajira-es-una-barbarie-corte-553890

Bloomberg Línea (2022, 06 de febrero) “Las millonarias cifras detrás de la importación de alimentos en Colombias”. Recuperado en https://www.bloomberglinea.com/2022/01/23/las-millonarias-cifras-detras-de-las-importaciones-de-alimentos-a-colombia/#:~:text=Entre%20enero%20y%20noviembre%20del,Nacional%20de%20Estad%C3%ADstica%20(Dane).

El Espectador (2022, 26 de abril) “En ocho departamentos de Colombia más de la mitad de sus habitantes son pobres”. Recuperado en https://www.elespectador.com/economia/en-ocho-departamentos-de-colombia-mas-de-la-mitad-de-sus-habitantes-son-pobres/

Documentos

DANE (2015, 12 de agosto) “Informe de contexto del 3er Censo Nacional Agropecuario (2014)”. En Censo Nacional Agropecuario 2014.

Comisión Colombiana de Juristas (2019, 09 de mayo) “Radiografía de la restitución de tierras en Colombia”. Recuperado en https://www.coljuristas.org/documentos/tmp/Radiografia_de_la_restitucion_de_tierras_en_Colombia_2019.pdf

Universidad del Norte (2021, 13 de julio) “Región Caribe: continúan los retos y desafíos en cobertura y calidad en educación superior”. Recuperado en

Capítulos de libros

Quiroga D. y Ospina-Posse (2014). “Conflicto armado en la región Caribe: un paneo por sus etapas y sus dinámicas en cinco décadas de violencia”, en González F. y otros (Eds.) (2014). Territorio y conflicto en la Costa Caribe. Bogotá: Odecofi-Cinep.

 

 

 

 

 

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