Alianza Ecopetrol-PVDSA fortalecerá economía del Caribe colombo venezolano

Alianza Ecopetrol-PVDSA fortalecerá economía del Caribe colombo venezolano

Las reservas de gas de Venezuela suman 197 billones de pies cúbicos

El Caribe es una región estratégica para Colombia y Venezuela, y el fortalecimiento de las relaciones bilaterales puede profundizar el beneficio de ambos países en materia económica y energética. Esa parece ser la apuesta de los gobiernos de Petro y Maduro.

Caribe Investigación

22/11/23

Aunque un sector económico y político del país anuncie tempestades por la inminente alianza de Ecopetrol y PDVSA para inversiones en gas y petróleo en suelo venezolano, se prevé a corto y mediano plazo un panorama económico y energético alentador en el cual se beneficiarán ambos países.

Colombia ha sido la más favorecida en las relaciones comerciales con Venezuela durante las últimas dos décadas.

En 2007, el comercio bilateral entre ambos países superó los 6.000 millones de dólares, con un saldo a favor para Colombia de 5.270,3 millones de dólares, y para Venezuela de 1.304,3 millones de dólares, según cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

La balanza fue similar en 2008. Se reportó un intercambio de 7.000 millones de dólares aproximadamente. Colombia exportó 6.070 millones de dólares a nuestro vecino; mientras que la exportación de Venezuela a nuestro país fue de 1.140 millones de dólares.

Entre 2006 y 2009, la balanza comercial fue cercana a los 10.000 millones de dólares, favorable a Colombia.

En el contexto de las administraciones Uribe-Chávez nuestro país también ganó con proyectos estratégicos como la construcción del gasoducto transcaribeño Antonio Ricaurte, financiado en su totalidad con recursos de PDVSA con una inversión de 335 millones de dólares.

Desde sus inicios, el gasoducto fue concebido para exportar gas a Venezuela hasta 2012-2015, para luego invertir el flujo de nuestro vecino hacia el Caribe colombiano.

La funcionalidad de este gasoducto quedó suspendida indefinidamente luego de las pésimas decisiones político diplomáticas tomadas por la administración Santos, que condujeron a una ruptura y posterior enfriamiento de las relaciones con Venezuela; la imposición de sanciones económicas a la industria petrolera y petroquímica venezolana y la corrupción a lo interno de PDVSA y el deterioro de sus instalaciones.

El Caribe estratégico

Desde que Petro restableció las relaciones diplomáticas con Maduro dos temas fueron centrales. Primero, la devolución de la empresa Monómeros al Estado venezolano, una empresa que ha sido clave para el sector agrícola colombiano.

Segundo, la posibilidad de comprar gas a Venezuela ante la limitada reserva gasífera colombiana (ocho años) y el alto costo del gas en el mercado internacional.

El gobierno de Petro entiende la importancia geoestratégica del occidente venezolano para soportar la economía del Caribe colombiano y consolidar la ruta de la transición energética de esta región y del país.

Era apenas previsible que tras bastidores Petro y Maduro fueran construyendo una alianza estratégica para invertir en campos petroleros y gas en Venezuela, y a la par el gobierno colombiano tramitara desde noviembre de 2022 la autorización ante la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) para hacer negocios con Venezuela.

Aunque se desconoce el avance en los trabajos de reactivación del gasoducto Antonio Ricaurte, Ecopetrol informó este 21 de noviembre que a partir de diciembre de 2023 Venezuela comenzará a suministrar gas a Colombia.

Alianza Ecopetrol-PDVSA

El mercado internacional del gas ha estado en constante cambio los últimos dos años. La volatilidad de los precios es impredecible, entendiendo el contexto global de guerras (Ucrania, África, Oriente Medio).

Las transnacionales, por lo tanto, buscan asegurar sus operaciones para abastecer los mercados de su influencia.

Por ejemplo, el gas ruso no está disponible para Europa debido a las sanciones impuestas a Rusia. Irán también está vetado en el mercado europeo, el gas de Qatar está comprometido -bajo contratos- con los chinos, el gas de esquito de Estados Unidos es más costoso y la longevidad de sus pozos limitada.

En este escenario, los 197 billones de pies cúbicos de la reserva de gas de Venezuela (quinta reserva mundial) son más que apetecibles.

Por esta sencilla razón (negocios) transnacionales como ENI y Repsol consiguieron también permisos de la OFAC para retomar sus operaciones en Venezuela y exportar gas al mercado europeo.

La alianza anunciada por Petro y Maduro luce, entonces, como la mejor opción para aumentar las operaciones y finanzas de Ecopetrol fuera del país, garantizar el suministro de gas y petróleo venezolano al Caribe colombiano, y diseñar y construir en dos vías proyectos de energías renovables (transición energética) para beneficio de ambos países.

No puede Colombia seguir importando gas del mercado intencional teniendo un gasoducto conjunto con el país con la quinta reserva mundial de gas.

En agosto pasado, el portal Bloomberg aseguró que a finales de agosto el país había importado 309.000 toneladas métricas de GNL “debido a posibilidades cada vez mayores de un fenómeno de El Niño. La cantidad es casi un 60 % mayor a la de todo el año pasado y triplica con creces el total anual de 2021”.

Imaginen lo que podría ahorrarse el país, tomando en cuenta que el gas que compra Colombia en el mercado internacional cuesta entre 30 y 40 % más que el gas ruso.

Si se sigue dependiendo de éste, en el futuro inmediato nuestro país tendría que ampliar la capacidad de la regasificadora de Cartagena e incluso construir una nueva planta en el Pacífico.

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