La victoria del Pacto Histórico en el Caribe

La victoria del Pacto Histórico en el Caribe

Por Caribe Investigación

Los resultados electorales del pasado 19 de junio confirmaron la tendencia de las elecciones al Congreso de marzo en el Caribe: los partidos, movimientos y sectores alternativos -congregados en el Pacto Histórico- crecieron electoralmente hasta el punto de contribuir de forma considerable con la victoria de Gustavo Petro y Francia Márquez.

Los resultados de las elecciones al Congreso en marzo, comparados con los resultados de 2018, son el primer indicio de este crecimiento histórico de los sectores alternativos y/o de izquierda en el Caribe.

Para 2018 los alternativos sumaron 99.470 votos a la Cámara, mientras que para el 13 de marzo de 2022 alcanzaron 489.227 votos, un incremento porcentual de 391,83 %.

Lo mismo sucedió con las votaciones al Senado. En 2018 los partidos alternativos sumaron 162.411 votos; en marzo pasado llegaron a 422.083, es decir, 259.672 votos nuevos o un incremento de 159,88 % de la votación en el Caribe. Aunque solo se tradujo en cuatro curules para el Pacto y Fuerza Ciudadana, entre Cámara y Senado, avizoraba un panorama de crecimiento para las fuerzas del cambio.

Ahora bien, con los resultados de la primera vuelta de 2022, la tendencia de crecimiento del Pacto Histórico se consolidó en el Caribe. Ganaron en los ocho departamentos, en seis de ellos con más de 50 % de la votación, en Cesar y San Andrés con 45 % y 42 % respectivamente. En la sumatoria, consiguieron 1.900.000 votos aproximadamente.

En la victoria del 19 de junio el Caribe aportó 685.000 votos nuevos, lo que reafirma no solo la tendencia por la opción del cambio expuesta por el Pacto Histórico, sino una identidad ideopolítica de la región con la propuesta programática del Pacto, como explicábamos en otro artículo publicado en la víspera de la primera vuelta.

Este 19 de junio el Pacto Histórico ganó en seis de los ocho departamentos con más de 60 % de los votos, mientras que en Cesar creció 9 puntos (54 %) y en San Andrés seis puntos (51,31 %).

El Caribe colombiano puso presidente por partida doble: por el origen de Gustavo Petro (Ciénaga de Oro, Córdoba) y por el contundente e indiscutible respaldo que recibió el Pacto Histórico con casi 2.600.000 votos, un incremento de 36 % aproximadamente si se compara con los resultados de la primera vuelta.

Salir de la pobreza

Afirmábamos líneas atrás que la propuesta de gobierno del Pacto Histórico -aunque nacional- sintoniza con la realidad del Caribe y este elemento jugaría a favor de la fórmula Petro y Francia Márquez, dado que esta región ha estado condenada a la miseria y la exclusión, atropellada por conflictos medio ambientales y de acceso al agua producto del modelo económico de explotación minero extractiva.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), cinco departamentos del Caribe encabezan la lista de los ocho de Colombia donde más de la mitad de sus habitantes son pobres. En La Guajira 67,4 % de la población vive en esta condición, Magdalena (61,1 %), Córdoba (58,6 %), Cesar (56 %) y Sucre (54,6 %); mientras tanto en Atlántico la pobreza extrema alcanzó a 186.491 personas y en Cartagena se multiplicó por más de tres la pobreza extrema entre 2019 y 2021.  

No es casual entonces que la opción Gustavo Petro y Francia Márquez haya crecido en la segunda vuelta en las grandes ciudades, entre las cuales cuentan Sincelejo, Montería, Valledupar, Santa Marta, Barranquilla, Soledad y Cartagena.

Es decir, los grandes centros urbanos del Caribe le apostaron al Pacto Histórico como salida a la grave crisis social y económica que padecen, ya que esta opción política en su programa de gobierno contempla recuperar e incentivar la agricultura, garantizar el mínimo vital de acceso al agua, educación gratuita y transformación de la salud, transición energética y cuidado del medio ambiente y defensa de los derechos humanos.

Confluyen por lo tanto tres factores para este crecimiento de segunda vuelta. Primero, la identidad de la población con el programa de Gobierno del Pacto Histórico en los temas ya mencionados; segundo, el fracaso del modelo económico minero extractivista, importador, que solo refleja cifras positivas para los ingresos de los grupos económicos de poder pero que está desconectado de la realidad de la población; lo tercero, y más adelante detallaremos en ello, este resultado es también un voto castigo a los partidos y clanes políticos tradicionales que a lo largo de 30 años han cooptado el Estado y las rentas del territorio para su beneficio. 

Unidad y esperanza

Aunque se hable de forma general del Pacto Histórico como opción capitalizadora de las votaciones en el Caribe, se debe destacar el factor unidad que permitió la sumatoria de las voluntades de Fuerza Ciudadana. Por ejemplo, en Magdalena el Pacto creció 33 % para la segunda vuelta, casi 76 mil votos de diferencia con respecto a la primera vuelta.

La unidad en torno al Pacto Histórico también fue fundamental para disipar las discrepancias internas que dejó la campaña pasada al Congreso en el Atlántico, otro de los departamentos de mayor crecimiento del Caribe. En este departamento el incremento de la votación fue de 40 % aproximadamente, es decir, casi 200 mil votos nuevos.

La capacidad de movilización de los entusiastas electores del Pacto rompió con la lógica tradicional de las maquinarias. En una región con más de la mitad de su territorio rural y con limitaciones de transporte, la gente se movilizó como pudo en lo individual, y en lo colectivo con redes de transporte voluntario para garantizar una votación masiva.

Esto responde también a los discursos movilizadores de Francia Márquez y Gustavo Petro, quienes en diversas giras por el Caribe llamaron a votar a conciencia para derrotar la compra de votos en una región donde esta práctica ha sido patentada por un puñado de familias poderosas. Era un llamado a la esperanza.

Existe un activismo popular de sectores juveniles, culturales, de mujeres, indígenas, estudiantes y líderes sociales que se apropiaron del proceso electoral a pesar de la falta de recursos para movilización y campaña en general.  

Todo lo anterior explica por qué de los 19 lugares con mayor crecimiento porcentual de votación a favor de Petro y Francia en la segunda vuelta, siete fueron del Caribe.

Clanes derrotados

La noche del 29 de mayo exhortamos a la mesura para que el triunfalismo no cegara los análisis. Algunas voces hablaban de la derrota definitiva de los clanes políticos del Caribe. Aunque era circunstancial en aquel momento, el 19 de junio se reafirmó el voto castigo contra una clase política regional corrupta y desvinculada del dolor de las mayorías.

Los clanes políticos del Caribe fueron derrotados en ambas vueltas. Pero el peso de la derrota recae sobre la maquinaria de compra de votos del clan Char y Cambio Radical; y sobre el desprestigiado clan Gnecco en el Cesar, que está hoy en el ojo del huracán por la corrupción en el manejo de los recursos del Programa de Alimentación Escolar.

Varios análisis señalaron que durante la primera vuelta los clanes políticos del Caribe preservaron sus finanzas y fuerza ante la inminente derrota de Federico Gutiérrez. Argumentaban que para la segunda vuelta los clanes pondrían a disposición las maquinarias para que el “ingeniero” remontara en el Caribe.

Efectivamente los partidos del establecimiento y los clanes políticos apoyaron a Hernández. Pero los resultados se inclinaron a favor del Pacto Histórico. 

Será materia de estudio para los próximos años el declive de los clanes del Caribe, tan poderosos como corruptos ¿Sobrevivirán a estos resultados? El ejercicio de Gobierno del Pacto Histórico podrá hacer la diferencia. De resto los clanes políticos del Caribe seguirán cooptando las rentas del Estado.

Igual toca evaluar cómo se desarrolla el panorama político, económico y social de los próximos cuatro años, y cómo será el comportamiento de las fuerzas políticas de cara a las elecciones locales y regionales de 2023. 

Lo cierto es que el discurso de Gustavo Petro la noche del 29 de mayo fue motivador. “La corrupción se combate arriesgando la vida porque es un régimen de corrupción lo que estamos enfrentando”, fueron las palabras de aliento de Petro aquella noche.

Y este mensaje caló en la población del Caribe, como también influyó la agenda de la paz y de la defensa de los derechos humanos y del medio ambiente en una región históricamente golpeada por el conflicto, que en el plebiscito de 2016 le dijo “sí” al Acuerdo de La Habana, a pesar de la derrota nacional.

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