EL DÍA QUE SE APAGÓ LA INTERNET

EL DÍA QUE SE APAGÓ LA INTERNET

Por
EDWIN DORIA

Ese dia amanecí como de costumbre con el celular a mi lado como libro de cabecera,. Colocado extrategicamente en la mesita de noche. En cuanto desperté eché mano de él y lo encendí para revisar las redes sociales que habían estado muy agitadas por esos días con un sin número de acontecimientos que no logro retener en la frágil memoria mediática.

El celular encendió como de costumbre, pero, la información en las redes estaban congeladas, igual como las había dejado la noche anterior. Parecía como si el mundo se hubiese detenido. Esto no podía estar pasando. O solamente se trataba de mi aparato. Quizás me habían suspendido el servicio. Revisé, y factura de pago al día, configuración normal. Lo reinicie al igual que el wi-fi.. Todo bien. Cómo diría el Pibe Valderrama.

Traté de comunicarme con personas cercanas, para que me dieran una luz, Imposible. Comunicaciones muertas. El servicio de energía out. Esto significaba el caos, problemas en el suministro de energía, electricidad, de las comunicaciones. Billones de billones en pérdidas económicas e información almacenadas en servidores, millones de internautas que desde sus hogares o dispositivos móviles acceden a las redes, estaban en serios problemas, depresión, estrés, trastornos de ansiedad, sensación de aislamiento, en fin una serie de efectos psicológicos llevaron a muchos al suicidio. Las redes sociales para muchas de estas personas es el fundamento de su existencia. Es el vehículo afectivo para comunicarse y relacionarse con otras personas y con el mundo.

Por otro lado, el colapso económico. La economía no estaba preparada para continuar operando sin la internet. Los banqueros, comisionistas, usureros, estaban escondidos de millones de personas reclamantes de sus ahorros, pensiones, programas asistenciales y demás, que permanecían en grandes filas que llegaban más allá del perímetro urbano que circunda las ciudades.

Empresarios, comerciantes, latifundistas y políticos con grandes fortunas acumuladas a costilla de la corrupción, el despojo, y la explotación a la clase obrera; no podían viajar al extranjero a retirar sus fortunas, Todas las grandes bolsas, bancos, paraísos fiscales, como la famosa, Pandora Paipers, y grandes corporaciones financieras que se apoyan en estás plataformas, habían cerrado sus ventanillas. Los aviones no podían despegar por problemas de logística en sus salas de ventas. Así que los afortunados se quedaron con las maletas hechas. Pero lo más tenaz, es que la gente descubrió que el tal dinero no existía. Sin avión aterrizaron a la realidad. Es Imposible producir grandes cantidades de billetes y monedas para satisfacer la demanda mundial. El capitalismo estaba al descubierto y en la quiebra.

El apagón digital afectó también la salud. Las EPS debido a la caída de las líneas no autorizaban órdenes médicas, exmenes, cirugías y pruebas en laboratorios, ni decir de médicos y especialistas, que solo pueden diagnosticar a través del computador, tampoco podían acceder a la red para revisar a sus pacientes. Las clínicas y cementerios haciendo su agosto en el mes del amor y la amistad. Los laboratorios farmacéuticos abarrotados de madicamentos que aliviaban, pero no curaban, quedaron a la espera de las compras institucionales y comerciales. En otras palabras, se fueron a la quiebra.

Millones de estudiantes no pudieron culminar sus estudios y mucho menos graduarse en cualquiera de las profesiones que ofrece el mercado y comercio de la educación. Está situación de ausencia del mundo virtual sin internet arruinó sus vidas sociales y perdieron contactos con amigos, amigas y familiares. Los y las jóvenes no podían creer lo que estaba sucediendo. Algo terrible debió suceder, pensaban. Quienes nacieron en la era de la virtualidad no se imaginaban la vida sin internet. Ni modo de convocarse para manifestarse por tal situación. Parecía que todo estaba perdido.

La industria paralizada y quebrada. Los coll Center y el servicio que prestaban dejaron de existir. Las deudas a través de datacredito desaparecieron. Millones de varados en el mundo. Facebook, Instagram, Whatsapp, Twitter era cosa del pasado. Los ladrones digitales volvieron al robo presencial.

La sociedad virtual de la aldea global se sentía estafada. Hinchas y futbolistas lloraban a moco tendido por la parálisis. Quedaron desprogramados. Los contratos jugosos y el lavadero de dinero, no va más. Pito final. Terminó. Jugadores, agentes deportivos y empresarios del fútbol entraron al camerino de la orfandad, por no decir mendicidad.

Solo los narcos en el mundo poseían grandes fortunas de dinero contante y sonante que guardaban en ocultas caletas y tenían un plan, que en el próximo capítulo develaremos.

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