Por: Deiry Salazar Frías
Colombia está viviendo momentos agobiantes, no solo por la pandemia y las muchas muertes a causa del covid-19, sino también por el nuevo proyecto de reforma. Esta nueva reforma conocida como la ley de trasformación social y sostenible, trae consigo afectaciones muy profundas en el modelo de acceso de vivienda de interés social, en la economía de la canasta familiar y los servicios públicos, en el recorte de inversión en la salud, educación y tecnología, habrá mayor tributación de las personas naturales, impuestos a las pensiones y eventualmente una extensión del impuesto al patrimonio; sin duda todo ello afectara económicamente a un sinnúmero de familias colombianas. Mientras, para las fuerzas militares quienes derrochan los recursos públicos en armas para la represión, aviones de guerra, tanquetas y municiones no hay frenos que valgan para parar tanta incongruencia y por otro lado para el sector financiero, bancario y petrolero del país no hay impuestos que pagar solo beneficios ofrecidos a través de un fondo estatal que proporciona alivios económicos y liquidez a sus empresas.
En los últimos 20 años se han expedido 11 reformas tributarias que han llevado a la población cada vez más a altos grados de pobreza y precarización superadas en un 65 %, las características que tiene cada hogar en el país hacen que estos cuenten con una mayor o menor propensión de caer por debajo de la línea de pobreza. 17,5 millones de personas en Colombia viven en condiciones de pobreza. Durante el año 2020 y en medio del confinamiento,
esa condición afectó al 43 por ciento de los hogares cuyo jefe de hogar estaba en cabeza de una persona joven (hasta 25 años) y al 38,2 por ciento si era mujer.
Desde la Economía Feminista se plantea que la política económica, bien sea desde la política tributaria, presupuestal o monetaria, siempre tiene un impacto diferenciado para hombres y mujeres, las mujeres ganan menos y trabajan más, tienen mayores tasas de desempleo y están en los empleos más informales del país. Es decir, no están en la misma posición, no tienen el mismo punto de partida en términos económicos y es allí justo donde las reformas afectan a los que menos tienen y al final las que menos tienen son las mujeres, las cuales no son exceptas de pagar impuestos sexistas que profundizan la desigualdad económica de las mujeres relacionados estos con productos usados únicamente por las mujeres por condición biológica y de higiene menstrual de la mujer como son las toallas higiénicas, tampones, protectores, copas menstruales y jabones íntimos entre otros.
Es importante mirar los impactos nefastos que este nuevo proyecto de reforma tributaria, perverso e inhumano traerá sobre las familias colombianas. Si bien, la enorme mayoría de la población se ha pauperizado con la parálisis económica y el desempleo en estos últimos tiempos, el segmento de los superricos tan beneficiados por el proceso de financiación se ha enriquecido aún más. Es por ello, que las organizaciones sociales, el Comité Nacional de Paro y la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT) anunciaron un paro nacional para este 28 de abril contra la reforma tributaria que presentó al Congreso el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, quien ni siquiera sabe cuánto vale un huevo en Colombia y tanto él, como otros personajes de la política son protagonistas de memes y de burlas, aun así siguen con su objetivo único al proponer esta reforma, el cual es satisfacer las exigencias el FMI (Fondo Monetario Internacional) y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) para continuar con la política de endeudamiento desenfrenado y tapar los grandes niveles de corrupción que tiene el país. Esta reforma golpeará inmisericordemente a todos los colombianos, pero con mayor fuerza a la clase media, los trabajadores y a los más humildes y vulnerables. El 28 de abril se escuchará a una sola voz en las calles de Colombia: ¡A PARA PARA AVANZAR VIVA EL PARO NACIONAL!