La menstruación como tabú: implicaciones socioculturales

La menstruación como tabú: implicaciones socioculturales

Autoras: Ana Salas y Karen Calderón

*Reconocemos y respetamos la diversidad de cuerpos menstruantes, tales como; hombres trans y personas no binaries, pero en esta nota estaremos abordando únicamente a las mujeres menstruantes*

La menstruación es un proceso cíclico que ocurre en la etapa reproductiva de las mujeres, sucede cuando la fertilización del óvulo no tiene lugar y da paso al desprendimiento del endometrio. Generalmente “el ciclo menstrual puede tener una frecuencia de 21 a 35 días, con una media de 28; esa duración podría variar entre dos y siete días de sangrado y la cantidad tiende a estar entre 20 y 80 cc, con una media de 35 cc.1” (Gómez-Sánchez et al., 2015. p. 372).

El ciclo menstrual es un proceso natural de las mujeres, que varía y puede verse afectado por condiciones biológicas, psicológicas, ambientales y sociales, lo que hace que cada experiencia menstrual sea diferente en cada mujer. En este sentido, el sangrado menstrual ha tenido tanta relevancia social, que cada sociedad según su cultura, tiene una interpretación y visión diferente de la misma. Desde el pensamiento occidental donde se cree que la menarquia da inicio a la vida madura de una mujer, hasta sanciones, ritos y festividades de sociedades no-occidente (Gómez-Sánchez et al., 2015).

Ramírez (2016) en su texto, expone algunas creencias y mitos que explican la procedencia del sangrado menstrual, que en su mayoría guardan relación con el castigo e impureza. Una de las creencias con mayor influencia en la consolidación de la concepción sobre la menstruación como castigo, se presenta en la religión judeocristiana, puesto que en el génesis de la biblia se establece que después de comer del fruto prohibido Dios le dijo a la mujer “Multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos y darás a luz a tus hijos con dolor” (Gen, 3.16, citado en Ramírez, 2016. p. 140), evidenciando que la menstruación es padecida por las mujeres en consecuencia a su desobediencia. Por otra parte, en el pensamiento griego se consolida la idea de que la sangre está contaminada, debido a que la menstruación se consideraba un producto no cocido, un esperma inacabado o imperfecto. Con lo anterior, el autor plantea que la dimensión cultural del sangrado menstrual apoyada en símbolos, prácticas, creencias, prejuicios, rituales y dominación, están relacionadas principalmente a una concepción negativa sobre el origen de la misma. Es decir que, la menstruación su origen y significado casi siempre se vincula con hechos de impureza, castigo y contaminación, lo cual da una connotación negativa sobre el hecho físico de sangrado, que, en todo caso, es independiente a la voluntad de la mujer (Botello y Castro, 2015). Lo anterior, más las concepciones místicas y religiosas, hicieron de la menstruación un tabú, algo que debe ser secreto y por ende, de lo que está prohibido hablar.

Por su parte, Botello y Castro (2015) en su trabajo “Miedos y temores relacionados con la menstruación: estudio cualitativo desde la perspectiva de género” revela como a los sujetos de estudio de su investigación, en este caso particular todas mujeres, nunca se les habló sobre la menstruación sino hasta llegada su menarquia, donde se vieron envueltas en diferentes mitos sin bases científicas o médicas, que influyeron de forma significativa en las experiencias propias durante su menstruación. El mito principal arrojado en la investigación data de la creencia errónea de que la sangre menstrual es tóxica e incompatible con el agua y que, si llegado el periodo menstrual se bañaban o mojaban, la menstruación podría cortarse, causar embolia, formarse quistes o tumores, quedarse paralítica o ,en su defecto, volverse tontas o locas.

Pero ¿cuál es la relevancia de hablar, exhibir y desmitificar la menstruación? ¿A caso afecta las concepciones que se tengan sobre este proceso cíclico de manera sustancial la posición de las mujeres en la sociedad? ¿por qué hacer visible un proceso que es “íntimo”? ¿No basta con solo no prestarle atención a las presunciones del origen del sangrado menstrual?

La menstruación al tener connotación negativa y estar ubicada en el plano de lo íntimo, fortalece la construcción de roles de género, dado que este sangrado sucede en los cuerpos que han sido “feminizados” y considerados “sujetos dominados”, razón que es utilizada para excluir a las mujeres de espacios sociales concretos como escenarios económicos, políticos, educativos, deportivos, entre otros ; debido a que; “La subcultura menstrual contiene un lenguaje, utillaje sanitario, normas sociales, expectativas y creencias hacia cómo debe sentirse, cómo debiera actuar, comportarse, etc., las mujeres durante el ciclo menstrual” (Botello y casado, 2015. p. 14).

En la India, por ejemplo, tal como lo expone el documental Period. End of setence. La menstruación al ser un tabú, genera un desconocimiento total en las mujeres sobre el tema, lo cual trae repercusiones en los ámbitos público y privado de las mismas, pues carecen de asequibilidad y accesibilidad a los productos de salud menstrual y esto lleva a las mujeres a usar cualquier tipo de telas para retener el flujo, que en muchas ocasiones es reutilizado y compartido entre ellas, trayendo grandes afectaciones a su salud. También, al no contar con instalaciones que garanticen su privacidad (baños y agua potable), se ve afectada la movilidad y desarrollo de las adolescentes y mujeres, pues muchas se ven obligadas a abandonar la escuela y otras son excluidas de diferentes trabajos (Goyal, 2019).

Es importante comprender que la experiencia menstrual de cada mujer varía según la información recibida, el contexto, las creencias culturales y populares donde se desenvuelven, basándose en los preceptos que históricamente se han transmitido de generación en generación. Es necesario destacar que la menstruación traspasa el tema de lo privado en la medida que involucra al grupo social en el que se desarrolla la mujer, llegando a afectar de forma racional y psicológica, la experiencia que vive o vivirá en los diferentes ámbitos (social, laboral y relacional), (Gómez-Sánchez et al., 2015). De aquí, la importancia de hablar, exhibir, desmitificar y apropiarse del acto de menstruar, ya que, al convertir la menstruación en un acto consciente, el cuerpo y las sujetas se encuentran en una reconfiguración de esquemas culturales, que les permite contrarrestar todas las limitaciones impuestas.

Bibliografía

Botello, A y Casado, R (2015). Miedos y temores relacionados con la menstruación: estudio cualitativo desde la perspectiva de género. Texto & Contexto Enfermagem, 24(1),13-21. ISSN: 0104-0707.

Gómez-Sánchez PI, Pardo- Mora YY, Hernández-Aguirre HP, Jiménez-Robayo SP, Pardo-Lugo JC. Menstruation in history. Invest Educ Enferm. 2012;30(3): 371-377.

Goyal, Vishakha. (2016). Scope and Opportunities for Menstrual Health and Hygiene Products in India. International Research Journal of Social Sciences. 5. 2319-3565.

Morales, M. D. R. R. (2016). Del tabú a la sacralidad: la menstruación en la era del sagrado femenino. Ciencias Sociales y Religión/Ciências Sociais e Religião, 18(24), 134-152.

Zehtabchi, R (Directora) & Berton, M. Schiff, G. Taback L & Zehtabchi, R. (Productoras). (2019). Period. End of setence (Documental). EE.UU. Streaming estadounidense. 

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