ENEMIGO OCULTO

ENEMIGO OCULTO

Por
EDWIN DORIA

Llevo varías noches sin pestañear, desvelado, así cómo cuando uno consume un kilo, no de hoja de coca, sino de cocaína, la que ha sido alterada en laboratorios, la misma encontrada en finca diplomática de cierto fulano de tal.
Sigo mirando las arañas haciendo cabriolas en el hilo mágico con que tejen la noche sin sueño. Y yo, partiendo la bola coco, para hallar la fórmula que extermine de una vez por todas al enemigo oculto. Invisible al ojo humano, pero que sabemos, existe, como el decir a las brujas, no las he visto, pero de qué existen, existen; sin horario ni calendario, como dice la canción.
Ataca sin piedad al género humano, como si fuéramos una vergüenza, o tal vez, una venganza contra quienes actuamos por acción u omisión contrario a nuestros semejantes, o hacia la misma natura, fuente de toda vida, y contra el mismo Dios, si es que existe, hoy dudo hasta de la existencia misma, aunque mañana, antes de que cante el gallo, lo niegue una y mil veces, solo por contradecir el miedo producto de las palabras, porque las palabras tienen poder, el decir de los evangélicos; cada vez que escucho, leo y percibo en los avisos subliminales, o mejor dicho, descarados, que retumban en mi alocada cabecita hueca, una y otra vez, como cuando bailaba pegadito al picó y sonaba la voz chillona del enemigo oculto ¡QUEDATE EN CASA!

Siento la curiosidad de conocerlo más a fondo, aunque toque fondo por mi deslocura. Deseo pegar un grito vagabundo como el de Alejo, pero no me dejan, está prohibido hablar después y antes de seis, dice el decreto secreto escondindo detrás de los muros blindados de los palacios, donde se cocinan los mas atroces crímenes contra la humanidad, porque nadie lo ha escrito, no hay testigos sin rostro como en época del oscurantismo, parecida a la de hoy, donde se esconde el horror de los mataderos a la vuelta de la esquina.
Es la razón de la sin razón, siento que empiezo a comprender lo obvio, el enemigo oculto es anthigienico, o quizá, le repugna, como a mí, los aromas artificiales producidos en laboratorio, aunque el estuvo incubado en uno de ellos.

Tengo pista, no cómo la pista que le dieron, en ese entonces a Pablo, licencia para traficar cocaína por los aires, sino, la pista sobre el enemigo 5G, anda en automóvil sin conductor, creo que establezco una hipótesis que conduce a la nada de Sartre, pienso, luego existo, decía Descarte, en su duda metódica, para comprobar una verdad verdadera.
El enemigo odia la limpieza humana, no del bolsillo, porque tiene muchas riquezas escondida en el paraíso, no el de Adán y Eva, sino fiscales, que huyeron a la Norteamérica del bandido de Sam, llevando escondido bajo sus calzoncillos los falsos positivos, la fortuna del despojo y la traición a la patria boba, en fin, el enemigo no está confinado, anda libre entre los telones de la muerte, alimentandose del miedo que sofocamos por los poros de la sumisión y obediencia.
He descubierto, no la América invadida por ese historico criminal apodado Colón, no sé, si, para fortunio o infortunio; enemigo oculto que no es rey, pero lleva corona de oro, ¿cuántos kilates? igual al oro robado, luego del holocausto, no el de los judíos, ese queda en pañales, y es menos importante ante el genocidio más grande en la historia de la humanidad, cometido por la civilización de la puta madre que los parió.

Si, tengo la pista exacta, cómo las matemáticas de Pitágoras, quién en la Grecia antigua lideraba un movimiento parecido al de los hippies, antipatriarcal, antisociedad de consumo, por eso eran alérgicos al jabón, desodorante y todo lo que oliera a perfume de mujer, película del enemigo oculto que «no necesita de armas, ni balas» para someterte: ¡QUEDATE EN CASA!

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