Por:
EDWIN DORIA
Después de tres meses de confinamiento en todo el territorio nacional, es importante el análisis y la reflexión sobre el estado de cosas en circunstancias especiales, la Dictadura del Coronavirus.
El acontecer político, sociocultural y económico ha develado ante el pueblo los verdaderos tentáculos e intereses de la elite que mal gobierna este país y el mundo contemporáneo. Se le ha caído la máscara de la falsa democracia en plena actuación de la pandemia. El pueblo ha conocido el verdadero rostro del régimen, la necropolitica.
La necropolítica usa el poder social, político y económico para dictaminar quién vive o muere. Los dirigentes del horror se nutren de miedo y sangre de sus víctimas. Actúan al margen de la ley o con leyes hechas a su antojo y medida. Ejercen autoridad mediante el uso de la violencia, y se arrogan el derecho a decidir sobre la vida de sus clientes que antes denominaban gobernados.
Asistimos a la práctica siniestra de la economía de la muerte, propia del sistema capitalista, sus fuerzas económicas e ideológicas en sus relaciones de producción y poder, mercantilizan o cosifican al ser humano, convirtiéndolo en seres desechables, para aniquilar Ia integridad moral de los pueblos.
Amparados en la emergencia económica, so pretexto pandemico, los necropolíticos instauraron la dictadura del Coronavirus, decretando medidas e implementando políticas económicas, laborales, sanitarias, educativas y de seguridad represiva, militarizando territorios y secuestrando en su propia casa, de cuarentena en cuarentena, al pueblo medroso de lo desconocido, para robarle a manos llenas, despojarlo de sus derechos, bienes, dinero y hasta su propia vida. Haciendo añicos la constitución para favorecimiento del cartel financiero y empresarial; legitimando el narcotráfico, al crimen organizado y asesinando de manera selectiva a quienes disienten u oponen a las política clasista, a lo económico, labora,l minero energético, ambiental, antidrogas etc.
Luego del análisis a vuelo de pájaro, sobre el estado de cosas, en modo Coronavirus, solo nos queda reflexionar, al tener certeza del verdadero rostro de los enemigos del pueblo. Hay que prepararse de todas las formas posibles para confrontar de pies a cabeza, no al monstruo de mil cabezas, sino al sistema necropolitico y sus farsantes.
Se hace inminente y necesario transformarse y transformar la vida en común que hasta el momento hemos conocido como única y posible.
Existen otros mundos posibles que nos merecemos explorar para construir una nueva sociedad en común anteponiendo la biopolítica a la necropolítica. La política centrada en la vida, la vida misma sea el foco principal de atención de todos y todas.
Rendirle homenaje diario a la vida, para exaltarla y dignificarla, es decir, construir una cultura de y por la vida en todas sus expresiones.