Por
EDWIN DORIA
En la compañía había una fuerte tensión por lo que podría significar la infiltración del Hombre Solo.
El Hombre Solo es una leyenda tejida en el mundo de la guerra, según manifestaban algunas voces trata de hombres preparados para infiltrarse en filas contrarias para desestabilizar, desorientar, desmoralizar, generar pánico e incluso enfrentamientos entre las mismas filas de una tropa.
Lo que aseguraban quienes tenían conocimiento de la existencia de estos hombres de guerra es que, se invisibilizaban frente a ti, aseguraban que tenían la facilidad de esconderse detrás de un palo de escoba y no ser detectado por ojo humano. Mimetizarse como cualquier cuadrúpedo o como una estatua vegetal en medio de la Manigua. Se dejaba por sentado que quienes narraban la leyenda testificaban que no se trataba de guerreros que pactaban con el Diablo, ni se habían incrustado en sus brazos un niño en cruz, tampoco artificio de la brujería, que Pulula por esos territorios. Sin desconocer que en esta guerra muchos combatientes inclusive jefes o comandantes, o como los quieras llamar, han acudido a los buenos o malos oficios de un brujo o bruja para protegerse de las acciones del enemigo o inmortalizarse en los campos de batalla. Pero es harina de otro costal al que, en otro momento dedicaremos unas líneas.
Estos hombres entrenados sin escrúpulos para afrontar de manera solitaria una misión militar secreta, debían renunciar a tener conyugue e hijos, soportar tiempo continuado de riguroso entrenamiento en natación, paracaidismo, defensa personal, manejo de armas de fuego, armas blancas, en especial el cuchillo, el cual un malabarista envidiaría. Expertos en matar con cuchillo ajeno y capaces de permanecer bajo tierra un mes, sin recibir agua ni alimento. Al igual, dormir suspendidos en el aire, bajo un catre o hamaca, sin ser notados.
Todas estas características tenían los hombres de la compañía. Quienes prestaban guardia, fuese de día o por la noche, se le alteraban los nervios al cien por ciento, había guardias que se iban en caravanas de pedos y hasta en volquetadas de mierda, con solo pensar que, el Hombre Solo, pudiese sorprenderlos.
Uno de sus principales atributos, el elemento sorpresa, otro ingrediente del riguroso entrenamiento, era la tortura y las tácticas de miedo. Los introducían en letrinas repletas de estiércol y permanecían por mucho tiempo ahí, recibían las raciones de alimentos que llevaban a muchos de los escogidos para tal misión. Renunciar por uno u otro motivo, los convertía inmediatamente en cadáveres. El secreto se llevaba a la tumba, salían vivos quienes lograban pasar todas las pruebas y luego cumplían con la misión de espionaje.
La paranoia se había extendido por toda la compañía, desatando bajas al interior por fuego amigo, como se conoce en el argot militar. Los centinelas disparaban a todo lo que se moviera como acción preventiva, hasta algunos suicidios se presentaron, lo que llevó a la comandancia a tomar medidas sobre el asunto.
Cuenta la leyenda que, uno de los Hombres Solo luego de realizar por mucho tiempo, trabajo de inteligencia contra el enemigo y conocerlo como a la palma de su mano, decidió desdoblar su identidad y sumarse a la lucha de los contrarios, por convicción, seguro de tomar la decisión correcta y desertar de su antiguo ejército.
Fue así, como reveló los secretos del Hombre Solo y replicó la secreta experiencia. Cuentan, que hoy día, es buscado por traición para ejecutarlo.
Por otro lado, existen varias versiones, que hablan de un supuesto montaje de desdoblamiento, como estrategia de los mandos de la Compañía para acabar con la paranoia de sus combatientes. Parece ser, que, en la actualidad el Hombre Solo solo es una leyenda, como tantas existentes en el mundo de la guerra.